Mario CASTELLANOS ALCAZAR
Más aplausos, que críticas de los protagonistas de la política y del Poder Judicial, fueron para la nueva presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la ministra, Norma Piña Hernández, pese a la inconformidad del Gobierno de la 4T, por no haber sido electa su favorita, Yasmin Esquivel, cuestionada por haber plagiado su tesis profesional, sin moral y nula reputación, fue eliminada para ocupar el cargo.
Por supuesto, que la ministra ganadora con 6 votos, de los ministros, a favor, Norma Piña Hernández, fue elogiada por su profesionalismo, por sus propios méritos, que fueron suficientes para lograr la Presidencia de la Corte, a la que se, le respetará su autonomía, asimismo, elevar el nivel profesional de la justicia, como primera instancia, por su independencia y libertad, como atributos de la primera mujer que presidirá los actos de la Suprema Corte de Justicia.
Su nombramiento fue por méritos propios, más no, por lealtad al presidente López Obrador, ofertando la pluralidad, no solo de la Corte, sino de todo el país, guardando el equilibrio, no solo de su autonomía, sino de los Poderes del Estado, que alguna vez, los gobiernos han tratado de avasallar para el servicio de los intereses políticos por encima de la libertad, la democracia, la independencia y la pluralidad, que se ha visto mancilladas por el Ejecutivo Federal-
Se le reconoce su virtud ejemplar y entregada al servicio de la nación en materia de la justicia, que ha sido instrumento y parafernalia, ahora del gobierno de la 4T, como a los intereses de la transformación de México, desde el punto sociopolítico, mas no, como pilar de la impartición de la justicia.
Por supuesto, que Norma Piña, es la primera mujer que ocupa este cargo, llena de firmeza y de convicciones, por su férrea aspiración, su oficio y experiencia, por las libertades, lo que por supuesto, mantendrá su distancia con el Poder Ejecutivo de la 4T, que desde su designación, ha tratado de imponer a los ministros a modo y de acuerdo a sus intereses, osando mandar al diablo a las instituciones, pero, esta vez, se topó con el rechazo de sus intentos, mandando al diablo a su candidata, Yasmín Esquivel, por su lealtad a ciegas a la 4T.
Es cierto, que el único, que protestó por la elección de Norma Piña, fue el mismo protagonista del Palacio Nacional, al tacharla tácitamente, como conservadora, que va en contra de la política del gobierno populista, al mencionar sarcásticamente que la nueva presidenta de la Corte, es opositora, porque siempre ha rechazado las consignas oficiales y su voto ha sido en contra de las reformas del presidente, que han sido impugnadas o por ser anticonstitucionales.
Hay encono y rivalidad del gobierno, cuando no logra sus propósitos- y sus reformas van a la congeladora, por violar la Constitución, caso concreto, la reforma a la Ley Eléctrica, la militarización, en litigio en los tribunales, porque esta debe ser de carácter civil, y la Guardia Nacional, no debe pasar a la Secretaría de la Defensa Nacional, otra iniciativa, en litigio, es la del Plan de Estudios, que también fue impugnada- y en este mismo giro, va la Reforma Electoral, al no ser constitucional, más bien, es una una fritura de las Leyes Secundarias, que por supuesto, será impugnada.