Mario CASTELLANOS ALCAZAR
Hemos terminado al año 2022, por supuesto, bien o mal, pero lo importante es hacer un balance de los logros obtenidos, cada familia y cada hogar, siendo lo primordial la salud, el bienestar, la felicidad, el amor y la aceptación de los crasos errores, nuestros problemas y proyectos no realizados.
Al término del año 2022, revaloremos, sí algo no fue posible realizar, y sí algo, no salió bien, hagamos nueva programación para el año 2023, que, sin ser pesimista, vendrá con nuevos bríos, dependiendo de nuestra actitud de como tomemos los propósitos, que, desde luego, debe ser con ánimo de avanzar, siempre pensado en la abundancia y no ser negativos.
Las palabras, los resentimientos, los pensamientos negativos, los pesares y toda desvalorización de nuestro ser, así, mismo, son factores que deben enfocarse -y sobre todo aceptar la realidad, porque si atentamos en contra, si nos responsabilizamos y somos duros con uno mismo, esto empeora la situación- y por supuesto- que nos tapamos el triunfo de nuestros objetivos , de las nuevas oportunidades, que no llegarán porque somos renegados- o nos criticamos, o no estamos de acuerdo con lo que hacemos.
En base a estos preceptos, demos la buena cara al mal tiempo, con la seguridad, que el nuevo año 2023 será de expectativas, esperando mejores condiciones de vida para librar los efectos de la crisis, de la inflación, que soterrará el salario de los trabajadores, pese al aumento salarial, que será del 20 por ciento, que, sin duda, será pulverizado, esperando, a la vez, una nueva política del gobierno morenita con miras al crecimiento de la economía nacional.
No estamos en un lecho de rosas, ni todo lo que brilla es oro, ni el gobierno federal tiene la certeza de mejorar el bienestar de las familias mexicanas, cuestión que complica el presidente de la Cuarta Transformación de México, quien está polarizando al país- y con señales de odio- y la violencia- que no se hace esperar un mar de homicidios y feminicidios, que han rebasado el sistema de seguridad- y en consecuencia, el país se ha militarizado, pero esta no es la solución.
Oaxaca no es la excepción, el nuevo gobernador estatal (MORENA) está en el beneficio de la duda, esperando, que cumpla con lo prometido, combatir de la corrupción, la impunidad, aplicar el Estado de Derecho, hacer buen uso del presupuesto de la federación, aplicar la justicia, la austeridad republicana, hacer más por los pobres, pero más que todo, erradicar la violencia de la delincuencia organizada, los homicidios y feminicidios, que están la orden del día-
Los oaxaqueños quieren vivir en paz, con estabilidad social, en armonía y en pleno desarrollo para disminuir la pobreza y marginación, caminar con absoluta seguridad y completa libertad para ejercer sus actividades libres de las amenazas del hampa, respetando la idiosincrasia y los derechos individuales de los ciudadanos.
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